La cruz de nuestro Señor Jesucristo (XIII): el lugar donde Cristo padeció injustamente por nosotros

Prosiguiendo con el estudio de la cruz de Cristo, miremos brevemente algunas implicancias que ella tiene para los creyentes. “Sufrió nuestros dolores” Isaías 53:3 Jesús invitó a todos los trabajados y cargados, es decir, a los que están fatigados por el trajín, el ajetreo, la duda, la prueba interminable, las frustraciones, los que sienten un gran peso en el alma: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Hay muchos trabajados y cargados en el día de hoy, cristianos y no cristianos. Es decir, no sólo a los inconversos dirige nuestro Señor su llamado, sino a todos los que se hallan trabajados y cargados. Su llamado, tanto para los unos como para los otros, tiene su fundamento en su obra y en su muerte vicaria. Es en la cruz de Cristo donde se halla el poder para salvar al pecador, quien al poner su fe en esa persona bendita y en ese sacrificio, recibe la salvación (2 Timoteo 3:15). Pero también el poder de la cruz es para cada día y para cada momento. Somos llamados a considerar “a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo” para que nuestro ánimo “no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12:3). ¿Cómo es eso posible? Bueno, tiene que ver con que todo cuanto podemos sufrir en esta vida, él lo sufrió...

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