Mes: Noviembre 2014

Querido Hijo

En los cumpleaños de los hijos mayores, los que se han ido de la casa, hay padres que se ponen muy nostálgicos y se toman el tiempo de escribir sus pensamientos a estos chicos de ayer. Un padre escribió a su hijo cuando estaba a punto de cumplir los 24 años de edad. Miremos parte de esta carta. “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre” Proverbios 1:8 El joven se hallaba lejos de su ciudad natal, la cual recordaba con mucho cariño. El padre supo que añoraba dormir en la única casa que conoció durante su niñez y juventud. Quería caminar por las calles que transitó para lanzarse en bicicleta, pero el sueño era imposible de realizar, por diferentes motivos. Por esa razón el papá quiso enviarle una carta empapada de amor paternal. Transcribimos parte de ella: “Querido Hijo: en estos días cuando estás por marcar en el calendario otro año de vida, tú has estado mucho en mi corazón. Me pregunto, ¿Y adonde se fueron los años? ¿Cómo es que pasaron tan rápidamente? Pasaste de ser un niño a un adolescente, y de la adolescencia a ser un adulto. ¿Qué pasa con mi memoria? Desde el día de su nacimiento hasta la fecha, me parece un lapso cortísimo de tiempo. Me acuerdo de cuando te trajimos delhospital. Tan chico eras, frágil, perfecto, y los piececitos tan pequeños. Pero...

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Examinar y Retener

“Examinadlo todo; retened lo bueno” 1 Tesalonicenses 5:21 En mi juventud, tuve consejeros espirituales a quienes consultaba para saber si me convenía leer ciertos comentarios sobre las Escrituras. Gracias a Dios, me daban buena orientación, por lo cual el material leído era saludable y estaba conforme con la sana doctrina. Con el andar del tiempo, los programas radiales cristianos se presentaban como fuentes de enseñanza bíblica y era necesario discernir cuáles convenían ser escuchados. Otra vez era necesario examinar si los mensajes presentados se conformaban con la doctrina bíblica. Un famoso predicador radial escribió un libro titulado en inglés, “Prepárese para Armagedón”. Una averiguación sobre el tema reveló que el autor creía que la iglesia pasaría por la tribulación. Este conocimiento sirvió para ponerme en alerta sobre sus conceptos relativos a la esperanza de la Iglesia. Siempre ha existido la necesidad de verificar la base doctrinal del material disponible para los cristianos. Sean libros, programas radiales, mensajes grabados, internet, ahora que hay múltiples fuentes que proveen de material, y el peligro es mayor que nunca. Con respecto a internet, en la web encontramos miles y miles de sitios que ofrecen archivos con mensajes y enseñanza. En algunos casos, es difícil saber el origen del material. Desafortunadamente algunos hermanos han sido influenciados por algunos sitios con enseñanza errónea. Cuando presentan sus ideas en un estudio bíblico, o en una conversación...

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El Incomparable

“El bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén” 1 Timoteo 6:15-16 Lo dejó todo, la gloria y el esplendor de los cielos, para nacer en un establo. Era rico y se hizo pobre por nosotros. No tuvo los beneficios de una educación distinguida ni asistió a grandes escuelas, sin embargo a la edad de doce años asombró con sus respuestas a los eruditos doctores de la ley. Más tarde dominó los elementos, ya que anduvo sobre las aguas y detuvo la tempestad, sanó a una multitud de enfermos y resucitó a los muertos. Él que era puro y sin pecado, fue hecho pecado por nosotros. El príncipe de la vida, murió en una cruz. El único justo que hubo en la tierra murió por los injustos. Nunca escribió un libro y, sin embargo, ninguna biblioteca podría contener las obras que se han escrito acerca de Él. Nunca compuso un cántico, pero él es el tema de un incalculable número de himnos que le alaban en su gloria. Nunca fundó una escuela y, sin embargo ningún maestro tuvo tantos discípulos. Nunca reclutó un soldado y no obstante, ningún general ha tenido un ejército de tantos...

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Santidad a Jehová

Cada persona nacida de nuevo es considerada por Dios como un sacerdote y él espera que la ofrenda de alabanza esté continuamente en sus labios. Lea de Cristo, el Sumo Sacerdote. “Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ” Éxodo 28:36 En el tiempo en que los israelitas eran el pueblo de Dios designado, tenían un centro de reunión llamado el tabernáculo. Ocupó un lugar privilegiado entre las tribus pues era el lugar de encuentro que Jehová señaló para que la nación pudiera acercarse a Él. Ciertas familias de la tribu de Leví tuvieron el cuidado y el transporte del tabernáculo. Pero de esta misma tribu de Leví, solamente la familia de Aarón fue designada para servir como sacerdotes en el tabernáculo mismo. Tuvieron varios servicios que llevaban a cabo en el tabernáculo, especialmente en cuanto a las ofrendas y los sacrificios que el pueblo entregaba a Jehová. Aarón fue el primer sumo sacerdote y sus hijos eran sacerdotes. El sumo sacerdote en su rol de mediador entre el pueblo y Jehová tenía que vestirse con “vestiduras sagradas” que eran “para honra y hermosura” (Vea Éxodo 28). Se terminó el oficio del sumo sacerdote con la ascensión de Cristo al cielo y la venida del Espíritu Santo. En el día de Pentecostés, comenzó a existir la Iglesia, el Cuerpo...

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La pertinencia de la ley de Dios para el cristiano (III)

En la Biblia Dios destaca como un Dios redimidor. Constantemente quiere salvar a los suyos, y es constante y perseverante en esto. Sigamos considerando algo acerca de esta paradoja, la de la ley que demuestra la gracia misma de Dios. Antes de la caída de Adán no había necesidad de ley escrita. Esta era conocida por nuestros primeros padres. Después de la caída, sin embargo, surge la necesidad de una legislación escrita que pueda ser conocida, pues el hombre natural –ahora pecador– no buscará de suyo a Dios, y Dios debe dar a conocer su precepto a los hombres. Pero también debemos decir que antes de la ley escrita ya hubo ley, y quienes agradaron a Dios lo hicieron por conformarse a la ley que conocieron. Tal como Pablo escribe a los Romanos, existe una ley a la que todos nosotros nos debemos y somos responsables. El claro ejemplo de esto es Abraham, quien sin ley escrita en tablas, cumplió “la ley” de Dios: “Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” (Génesis 26:5). Con la ley escrita se nos hace manifiesto lo que Dios quiere y, como veíamos ayer, se nos hace evidente nuestro pecado, nuestro incumplimiento e insuficiencia, y nuestra necesidad de salvación. Venido Cristo, leemos que  “la ley por medio de Moisés fue dada; la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). No es una contradicción, sino más bien una complementación. La ley fue dada por medio de Moisés, la gracia y la verdad se hicieron evidentes en la persona de Jesús. Entonces, en Cristo, quienes hemos recibido este nuevo pacto somos hechos capaces de cumplir la ley de una manera en la que Israel no fue capaz. Esto no es a causa de quiénes somos nosotros, sino a causa de quién es nuestro salvador, por ser quién es Cristo. No cumplimos la ley por nuestra fidelidad sino por la fidelidad de Cristo. Leemos el Antiguo Testamento,...

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