Mes: Febrero 2015

Bezaleel

Si viviera en el día de hoy, Bezaleel sería muy requerido como maestro. Con destacadas aptitudes y talento como artesano, Dios le llamó para una tarea especial: supervisar la construcción del Tabernáculo. Bezaleel es una figura del pecador que una vez salvado puede ser utilizado por el Señor en alguna labor relacionada con la obra que Dios realiza en el mundo hoy.   “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel” Éxodo 31:1-2   Ser nombrado a cualquier puesto es siempre considerado un honor. Sean empresarios, o políticos, académicos u otros, de cualquier que sea llamado a cumplir una tarea, les hemos escuchado agradecer a sus superiores por el honor conferido. Bezaleel fue un hombre que recibió el encargo de dirigir las obras de construcción del tabernáculo y la confección de artículos para ser usados en él. En Éxodo 35 tenemos la lista de las contribuciones de los israelitas, cuando entregaron sus ofrendas voluntariamente “a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras. Vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda de oro a Jehová. vv.21-22. La lista de lo que se trajo sigue hasta que Moisés tuvo que decir, “¡Basta!” Luego “dijo...

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La roca era Cristo (IV)

La figura de la roca es apreciada por David en el Antiguo Testamento. Lea acerca de esto. “Métete en la peña” Isaías 2:10 En el Salmo 18 el poeta emplea muchas analogías para referirse a la fortaleza  y solidez de Dios. En los primeros versículos David llama a Jehová “roca mía”, “castillo mío”, “mi libertador”, “Dios mío”, “fortaleza mía”, “mi escudo”, “fuerza de mi salvación”, “mi alto refugio”.  Es notorio cómo David se apropia de estas características, de la misma manera en que un creyente en Cristo del día de hoy puede apropiarse de la provisión, seguridad y protección divinas: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:28-29). Aquí Jesús nos enseña acerca de la doble protección del que confía en él. El creyente está en su mano, y además en la mano de su Padre. No obstante lo anterior, en el pasaje de Pablo a los Corintios que hemos estado considerando, Dios nos enseña que es posible haber disfrutado de las bendiciones de Dios, de su protección y su cuidado… y perderse para siempre. Es que Dios en su gracia bendice a todos, y...

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La roca era Cristo (III)

Israel recibió agua fresca y pura cuando tuvo sed. No obstante una vez más, antes de recibir ésa agua, habían mostrado su incredulidad y desconfianza hacia su Dios libertador. Sin embargo, El les libertó.   “Y todos bebieron la misma bebida espiritual” 1 Corintios 10:4 En Deuteronomio Moisés les recuerda que en realidad Dios tenía siempre un objetivo superior al material. No se trataba sólo de satisfacer necesidades físicas sino que todo tenía un trasfondo espiritual. La sed que sintieron tenía por objetivo atraerlos más hacia Dios: “te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos” (Deuteronomio 8:2). Dice Pablo a los Corintios que los israelitas “bebían de la roca espiritual que los seguía” (1 Corintios 10:4). Cristo estuvo siempre sosteniéndoles y dándoles agua espiritual. Podemos decir algo más de esa agua por lo que conocemos en el nuevo testamento. Ya que la fuente de esa agua era Cristo mismo, comprendemos un poco más de lo que él ofreció al pueblo de Israel en la historia que tenemos en Juan 4. Hablando con una mujer samaritana que iba al mediodía al pozo de Sicar a buscar agua, Jesús le dice: “Si conocieras el don de Dios, y quién...

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La roca era Cristo (II)

“Y todos comieron el mismo alimento espiritual” 1 Corintios 10:4 El privilegio del pueblo de Israel fue tremendo. Al hecho sobrenatural y único de haber recibido pan del cielo, pan auténtico que les alimentó supliendo todas sus necesidades nutricionales durante muchos años, se añadió el hecho de que ellos fueron alimentados espiritualmente durante todo ese tiempo. Tuvieron la ley y la revelación de Dios, primero en palabras de Moisés y luego además entregadas en piedra. Israel tuvo alimento espiritual verdadero, disponible en todo tiempo. Las naciones vecinas tenían ídolos, y vivían en oscuridad. Existe registro arqueológico de los crímenes y desviaciones de estos pueblos que no conocían al Dios del cielo. Así ocurre siempre. Quien no conoce a Dios vive en incertidumbre respecto del futuro y del sentido de la existencia. Si bien hay educación en las personas,  hecho que pudiera disfrazar la pobreza que resulta de no conocer a Dios, al final se cumple lo que dice Pablo cuando escribe a los Efesios antes de convertirse: “En aquel tiempo estabais sin Cristo… sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12). Lo interesante para nosotros es que el mismo alimento espiritual provisto en el desierto para el pueblo hebreo está disponible hoy para todo ser humano. El Señor Jesús hace esta maravillosa revelación a un grupo de incrédulos judíos que recordaban el maná solamente como un hecho...

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La roca era Cristo (I)

“Y la roca era Cristo” 1 Corintios 10:4 El pueblo de Israel representa muy bien a todas las personas en todas partes del mundo. Desde la antigüedad, en el antiguo testamento, podemos reconocer en ellos rasgos de incredulidad hacia Dios, desconfianza, e infidelidad, que nosotros también presentamos. Una vez que Moisés anuncia de parte de Dios que Él se ha acordado de ellos (Éxodo 6:5) y comienza el despliegue sobrenatural de señales y prodigios, ellos tienden siempre a buscar los aspectos negativos o insatisfactorios de lo que Dios provee (Números 11:5). En el pasaje de 1 Corintios 10, Pablo recuerda que los israelitas recibieron bendiciones de Dios de manera abundante y poderosa: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar” (v. 4). Cuando tuvieron hambre fueron alimentados con “pan del cielo” (Juan 6:31), cuando tuvieron sed recibieron agua de la roca (Éxodo 17:6). Pero aquí, Pablo nos introduce a otra esfera, a una que ellos ignoraron y, en consecuencia, despreciaron. Pablo nos dice: “y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar” (v. 2); la nube puede referirse sin duda a la columna de nube que les guiaba de día, señal visible de la presencia de Dios en medio de ellos así como la columna de fuego que aparecía por la noche: “Y Jehová...

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