RAQUEL — LA ESPOSA AMADA 6
“Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos” Génesis 35:2 En Jeremías 17:9-10 leemos que “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Contesta Dios, “Yo Jehová que escudriño la mente.” Raquel, como cualquier otro, tenía un corazón engañoso y ella sola no lo podía cambiar. Tal cambio es una obra de Dios. Por esto Dios pide “Dame tu corazón” (Proverbios 23:26). Él desea transformarnos a la imagen que sea de su agrado. En su amor para con nosotros, Dios permite que suframos aflicciones. Como Dios dijera un día a los Israelitas, las experiencias en el camino fueron “para probarte, para saber lo que había en tu corazón, … y para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de lo que sale de la boca de Jehová … para a la postre hacerte bien” (Deuteronomio 8:2-3, 16). En el corazón de Raquel se encontraban dos afanes opuestos. Ella anhelaba la bendición de Dios y también deseaba aferrarse a los ídolos, los valores de su juventud. El corazón de Raquel no era peor que el de otros, ni más voluntarioso. Pero en vez de rendir a Dios su vida, ella eligió mandarse sola. Esta decisión errada produjo el egoísmo que...
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