10° mandamiento — contentarse con el Señor

“Porque ¿qué es vuestra vida?” Santiago 4:14 El apóstol Pablo tenía claro que su vida era una persona, “Cristo”: “Porque para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21). No obstante, se pronunció explícitamente acerca de las cosas materiales cuando dijo: “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado” (Hechos 20:33). Notables palabras de un creyente que tenía muy claro que los bienes terrenales no eran su objetivo de vida. Ya vimos que Jesús nos advierte contra la codicia y las riquezas que roban el alma y desvían la mirada de lo que es trascendente. El mensaje del décimo mandamiento nos es muy pertinente y para los creyentes es un llamado. El llamado es a reemplazar el deseo terrenal por un deseo eternal, reemplazar un deseo corrompedor por un deseo santificador. Debemos desear la persona de Cristo, la gloria de Dios, la comunión con el Dios vivo y verdadero, “las cosas de arriba”, el cielo. En el Salmo 73 Asaf reconoce el encantamiento de las cosas materiales, pero reflexiona y reconoce la vanidad de ella al entrar a la presencia de Dios (v. 17). Finalmente, debemos recordar que fue la codicia la que impulsó a Eva a comer del árbol prohibido: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó...

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