Llorar

¿Quién no ha llorado alguna vez? Bueno, el primer sonido que un bebé lanza cuando llega al mundo es un lloro. Sin embargo, la vida se llena de circunstancias que nos hacen llorar. María Magdalena lloraba y un ángel le preguntó por qué.   Los ángeles “dijeron: Mujer, ¿por qué lloras?” Juan 20:13. “Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras?” Juan 20:15   Temprano en la mañana el día domingo, María estaba fuera del sepulcro, llorando. Se inclinó para mirar dentro y vio solamente a dos ángeles sentados. Uno estaba a la cabecera y el otro a los pies donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Los ángeles se percataron de su presencia y le preguntaron, “Mujer, ¿por qué lloras?” Sí, hubo por qué llorar. María pensaba tener acceso a la tumba donde debiera estar descansando el cuerpo del Señor. Pregunta por el cuerpo de “mi Señor”, pensando que algunos desconocidos se lo habían llevado, y ella no sabe adónde. Le es importante saber, pues su amor para con su Señor es muy grande. Se vuelve como que no tiene nada más que decir a los ángeles y detrás de ella hay una figura cuya fisonomía no distingue. “Vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús” Juan 20:14. Supone que era el hortelano y repite la misma pregunta hecha por los ángeles, pero esta...

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