Mes: Mayo 2015

LOT 1

Jesús el el autor de la solemne advertencia que nos ordena a recordar lo que pasó a la mujer de Lot. A pesar de ser tomada de la mano de un ángel, ella no quiso abandonar su ciudad de Sodoma. Logró echar un vistazo a ella antes de quedar como una columna recordatoria de una persona que deseaba el pecado más que la libertad.   “Acordaos de la mujer de Lot” Lucas 17:32   La historia de Lot, su señora y sus hijas se halla en el libro de Génesis. Es una historia trágica y deja una advertencia solemne, pues el desenlace muestra hasta qué profundidad de degradación es capaz de bajarse el ser humano, específicamente el varón. Al leer de las prácticas pecaminosas de los habitantes de Sodoma, parece similar a lo que sale en la prensa hoy día. Las prácticas molestaban a Lot en su espíritu, y preferimos quedarnos callados referente a los asquerosos pecados que se cometían en la ciudad de Sodoma, donde vivía Lot. La otra ciudad cercana llamada Gomorra no era mejor. Ambas fueron reducidas a escombros quemados cuando cayó el juicio de Dios sobre ellas.   Si nosotros quisiéramos dejar la historia en el pasado, no así el Señor Jesús. El revivió la memoria en su día y después de describir las condiciones sucias en que vivían los habitantes de Sodoma, emite una...

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EL COJO DE NACIMIENTO

Cuando los amigos del hombre cojo le trajeron a las gradas del templo para pedir limosna, nadie se imaginaba del cambio que vendría a su vida aquel día. Habiendo nacido cojo, nunca anduvo tras una pelota ni corrió por las calles de su barrio. El Cristo resucitado hizo un cambio en su vida.   “Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.” Hechos 3:10   Los apóstoles Pedro y Juan subían juntos al templo a la tres de la tarde, la hora de la oración. Coincidente con su llegada “era traído un hombre cojo de nacimiento,… para que pidiese limosna de los que entraban en el templo” Hechos 3:2. El hombre no buscaba sanidad sino limosnas. Nunca había caminado y dependía de otros para ser trasladado. Ese día de nuevo buscaba algún sostén material. Dios le tenía preparado algo más sublime que unas monedas. ¿Cuántas veces había estirado la mano con la misma petición? Ahora rogaba a Pedro y Juan que “le diesen limosna” v.3.   Pedro despierta simpatía en muchos hombres, pues le ven como impulsivo, reaccionario, o pronto a armas tomar. Sin embargo, por debajo de esta capa de un hombre recio, hay otra de ternura y suavidad. Allí en las gradas del...

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El hijo mayor no quería entrar (4)

A menudo un pecado cometido conduce al ser humano a cometer otro y así seguir por el camino de la rebeldía delante de Dios. El hijo mayor comenzó con el enojo y terminó diciendo cosas destempladas y al final faltó respeto a su padre. “Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?” Juan 12:38 Lucas 15 presenta cuatro cosas perdidas; una oveja buscada por el pastor; una moneda buscada por un mujer, y dos hijos. El hijo menor se perdió lejos de la CASA del padre, el hijo mayor estaba perdido del CORAZÓN de su padre, si bien cerca de la casa. La gracia sublime del padre se ve en que “salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase” (Lucas 15:28). Lanzándose a criticar al padre, el hijo mayor cometió múltiples faltas. Primeramente estaba enojado cuando dijo al padre: “he aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos” (v.29). Comenzó con una expresión carente de respeto, “he aquí”. Luego se presentó ante el padre como don Perfecto, “no habiéndote desobedecido jamás”. El padre acaba de decirle que entrara a la casa, pero no quiso. ¿Acaso no fue esto una desobediencia? Luego acusó al padre de ser egoísta: “nunca me has dado ni un cabrito”...

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El hijo mayor no quería entrar (3)

No pasa ningún día sin que las noticias traigan relatos de personas dominadas por el enojo. A veces cometen actos de violencia, entablan peleas en la familia, y amigos se distancian. El enojo es un asesino que destruye. Considere otra lección que nos enseña la actitud del hijo mayor.   “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” Efesios 4:26   Después de relatar el feliz encuentro que tuvo el padre con su hijo menor en Lucas 15, la atención del lector es llamado a considerar al “hijo mayor (que) estaba en el campo” v.25. La celebración para festejar la llegada de su hermano ya había comenzado y se oyó el sonido de la música. Con la curiosidad normal que pasa a cualquier, llamó “a uno de los criados, (y) le preguntó qué era aquello” v.26. La buena noticia fue fácil de comunicar: “tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano” v.27. “¿Bueno y sano?” Lo que dijo el pródigo no reflejaba esto. ¿No venía el pródigo hambriento, cansado, ropa hecha pedazos, sin zapatos, y una confesión que revelaba su estado de ánimo? Su confesión revela lo que él pensaba de sí mismo. “Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” Lucas 15:19. “Bueno y sano” es...

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El hijo mayor no quería entrar (2)

“Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” 2 Timoteo 3:15     Después de relatar el feliz encuentro que tuvo el padre con su hijo menor en Lucas 15, la atención del lector es llamado a considerar al “hijo mayor (que) estaba en el campo” v.25. La celebración para festejar la llegada de su hermano ya había comenzado y se oyó el sonido de la música. Con la curiosidad entendible, llamó “a uno de los criados, (y) le preguntó qué era aquello” v.26. La buena noticia fue fácil de comunicar: “tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano”. Su reacción nos sorprende: “ENTONCES SE ENOJÓ, y no quería entrar” v.28.   Hay este elemento importante aquí y que ya hemos esbozado ayer. El hijo mayor está perdido, está fuera de la casa, aunque nunca se haya ido tan lejos. Este hijo representa a todos quienes han estado expuestos al evangelio y a  la palabra de Dios desde pequeños, y mantienen una vida razonablemente correcta. Han sido bendecidos con instrucción y cultura cristianas desde la infancia, pero estas no han hecho efecto en ellos. Se consideran mejores que el resto y, por lo tanto, creen merecer el favor de Dios. Saben los coros y los...

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