Mes: Mayo 2015

El alto costo de la desobediencia (3)

“Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” Romanos 10:16 La desobediencia es algo innato en todos los seres humanos. Adán y Eva gozaban en el Edén de la comunión diaria con su Creador, pero sugestionados por Satanás, desobedecieron a Dios y fueron echados fuera. El costo tan elevado de este acto de rebeldía seguimos pagando nosotros según nos aclara la Biblia, “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron… Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno CRISTO, los muchos serán constituidos justos” Romanos 5:12 y 19   Desde nuestro nacimiento, somos pecadores. Lo somos por herencia y por práctica pues cada uno ha desobedecido a Dios y él dice, “el alma que pecare esa morirá”. La muerte no es un dejar de existir sino más bien un desesperante existir distanciado de Dios. Antes de obedecer al evangelio, los Efesios estaban en un condición descrita como “muertos en vuestros delitos y pecados” Efesios 2:1. Este es el verdadero estado de todo pecador delante Dios. Viviendo, está lejos de Dios. El evangelio llama al arrepentimiento y la obediencia para confiar en Cristo. Si el pecador continúa...

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El alto costo de la desobediencia (2)

“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” 1Samuel 15:22   Durante le Segunda Guerra Mundial, los ingleses construyeron defensas en las playas para evitar la invasión que nunca llegó. Debajo de las arenas escondieron minas de alto poder explosivo y para salvaguardar la vida a las personas no enemigas colgaron en los enredos de alambre de púa avisos en letras rojas que decían: “PELIGRO, MINAS, NO PASE”. Un día se notó una columna de humo a la distancia y a un compañero de nosotros le despertó la curiosidad. Para ver mejor pasó por encima del alambre de púa, haciendo caso omiso de los avisos y de las órdenes superiores, y se encaramó en un bloque. No satisfecho todavía, brincó del bloque a las arenas da la playa. En ese momento andaba yo por la calle a unos treinta metros de distancia y sentí una tremenda explosión. El pavimento se estremeció y pedacitos de metal y de piedras empezaron a llover sobre mí. Sentí caer algo más pesado a mi lado. Era el hueso de la rodilla de un hombre con pedazos de carne carbonizada colgando de él. Inmediatamente fue reunida toda la tropa. Era de creer...

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El alto costo de la desobediencia (1)

“¿Cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” 1Pedro 4:17 Hay en el mundo una preocupación bien fundada en el alto costo de la vida. Los precios de los artículos de primera necesidad están por las nubes y siguen en alza hasta que las ganancias de muchos a duras penas cubren sus gastos. Este dilema es en serio en verdad, pero hay otro infinitamente más grave, y que causa poca o ninguna preocupación en las personas. Es el alto costo de la desobediencia a Dios, el de seguir en sus pecados sin obedecer al evangelio hasta perder el alma eternamente. El costo de tal desobediencia no ha variado durante los siglos porque es tan elevado que no puede subir más.   La desobediencia puede acarrear consecuencias fatales aun en las cosas que atañen a nuestra vida física. Pienso en un acto de indisciplina de parte de un soldado en la segunda guerra mundial que le costó la vida. El pertenecía, lo mismo que yo, a una compañía de cien militares que estábamos alojados en casas en toda la costa sur de Inglaterra. Nuestra misión era la de captar las transmisiones de radio del ejército enemigo para luego descifrar sus mensajes en clave y localizar sus divisiones.   En las playas cerca de aquellas casas, los ingleses habían construido defensas después de ser arrojados del...

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La necesidad de mostrar amor

“Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos” Juan 17:26 Recientemente se publicó la historia verídica de una señora, madre joven, que sufría de una enfermedad que la había dejado inválida y estaba acostada en la cama cuando entró su hijita de nueve años. Ya que su madre estaba destapada en la cama, pues la ropa que debía cubrirla estaba doblada al pie del lecho, con cuidado su hija la desdobló y se la puso sobre su querida madre, acomodándola para que no sintiera frío. “¿Sabes?” dijo la madre, “No hace mucho era yo quien doblaba la ropa y te la ponía a ti. Y ahora tú estás haciendo lo mismo conmigo. Qué linda eres tu mi hijita”. La chica se acercó a su madre y le dio una linda sonrisa mientras bajó su rostro para besarle en la mejilla. Luego susurró en el oído de su madre, “Es que nos turnamos, ¿No es cierto?” Y la niña se retiró calladamente de la sala. Con toda su inocencia y con su simpatía juvenil, aquella señorita dio forma a uno de los principios bíblicos que deben significarnos mucho. Si bien es cierto que esta hija respondía con amor al parentesco familiar con su madre, no es menos cierto...

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Restitución

El principio de la restitución parece una práctica dejada en el olvido del pasado. Sin embargo, es un tema tratado a menudo en las Escrituras, tanto en la ley de Moisés como entre las personas convertidas en el tiempo de Jesús. Son interesantes los requerimientos. ¿Qué pasaría si fueran aplicados hoy?   “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” Lucas 19:8   William Patteson Nicholson nació en 1876 en Bangor, Irlanda. Vivió por 86 años muriendo en 1962. Era un predicador de renombre y le apodaron “el tornado del púlpito” pues predicaba “sin pelos en la lengua”. Cuando era joven trabajó en los buques de carga de su padre, pero a los 23 años edad dejó ese trabajo para predicar. Esto fue en 1899. A veces Nicholson tenía reuniones “para varones solamente” y les hablaba con franqueza. El lenguaje usado en los temas tratados no dejaba dudas en la mente de los oyentes. Hubo un avivamiento en cierta oportunidad que produjo una reacción sorprendente. Predicó sobre la verdadera conversión y decía que los convertidos debían restituir lo que habían robado en sus años de inconversos. Al astillero Harland y Wolff en Belfast, Irlanda, llegaron tantos artículos robados que tuvieron que abrir una bodega que...

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