Mes: Mayo 2015

Jesús (2)

Desde el comienzo de su ministerio público, Jesucristo actuó en comunión con el Espíritu. “Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Y luego el Espíritu le impulsó al desierto” Marcos 1:12-13   Cuando Jesús fue bautizado por Juan Bautista en las aguas del río Jordán, no comenzó de inmediata su misión de predicar el evangelio y anunciar la llegada del reino. Algo muy significativo ocurrió a Jesús. “Luego el Espíritu le impulsó al desierto” (Marcos 1:12). El Espíritu recién llegado sobre Jesús para guiar, socorrer, y acompañarle, le “impulsó al desierto.” Esto ocurrió inmediatamente después de la declaración del Padre: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” (Marcos 1:11). Desde el principio de su ministerio público, Jesucristo actuó en comunión con el Espíritu. Él lo llevó al desierto con un propósito: permitir una prueba especial que tuvo como fin dejar bien en claro que Jesús, el nacido de María en Belén, criado en Nazaret, y hecho carpintero al lado de José, no fue un ser humano cualquiera. Era Dios mismo en forma humana que había venido con el propósito de redimir al pecador. Había venido para quitar el pecado del mundo. Había venido para vencer al que tenía el imperio de la muerte. Había venido para ser nuestro Salvador. Su venida fue para la bendición de...

Read More

Jesús (1)

Cuando el Señor Jesús fue bautizado por Juan Bautista en el río Jordán, el Espíritu Santo vino sobre Él. Fue una manifestación sobrenatural de su aprobación hacia el Hijo. “Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” Marcos 1:11 Desde el cielo el Padre pronunció las palabras, “Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia”. Durante los treinta años desde su nacimiento, el Señor Jesús crecía en estatura y sabiduría como cualquier ser humano. Aprendió el oficio de la carpintería y vivió una vida tranquila en Nazaret. Hubo una característica personal suya, que seguramente llamaba la atención a los que le conocían — tuvo un desarrollo humano personal totalmente libre de cualquier debilidad de las que existen en todas las demás personas. Su santidad personal fue insólita, y seguramente entre los familiares había comentarios al respecto. Fue por eso que Juan el Bautista se negó a bautizar a Jesús cuando Éste se presentó un día en la orilla del río Jordán. Juan Bautista dijo que el acto debe ser todo lo contrario, es decir, que Jesús le bautizara a él. ¿Por qué Juan se mostró renuente a bautizar a Jesús? ¿Sería por que reconoció un nivel de santidad en Jesús superior a todo otro ser humano y un nivel de santidad superior al suyo propio? Si Juan Bautista...

Read More

La persona que ora

El verdadero valor de una persona se ve cuando está de rodillas, sóla, delante de Dios, y no cuando está parada frente al prójimo.   “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” Lucas 18:1 Estar en la presencia de Dios nos desnuda de toda pretensión humana. No hay nada encubierto ante los santos ojos de Él. Cualquier vestigio de hipocresía desaparece en la presencia del Dios verdadero. El tamaño moral del cristiano no se ve cuando se para frente a otros, sino cuando se arrodilla delante de su Señor. No se toma la medida del cristiano según lo que estimen los hombres, sino según lo que Dios ve. Y el corazón sincero acepta la evaluación de El. Orar es el privilegio de cada hijo e hija de Dios. La puerta a la presencia del Padre está siempre abierta. La invitación es “Pase con toda confianza.” Pero esta misma franquicia produce un autoexamen, ya que una condición para orar es que levantemos manos santas, “sin ira ni contienda” (1 Timoteo 2:8). Levantar manos santas es venir delante de Dios sin haber estado ocupado en actividades maliciosas. Y si las manos están sucias, la confesión del pecado tiene que ser previa a toda otra petición. La Biblia indica el remedio: “La sangre de Jesucristo su Hijo, nos limpia de todo pecado” (1 Juan...

Read More