Las cinco viudas del evangelio de Lucas: la viuda de Naín (3)
Enfocando la historia de la viuda de Naín en los no salvados, podemos decir que la vida puede ser placentera, pero en cualquier momento nos enfrentamos a la muerte. Mas todo cambia cuando interviene el Hijo de Dios. “Y acercándose, tocó el féretro” Lucas 7:14 Una procesión de gente va hacia el valle de sombra de muerte y hacia la muerte eterna. Resignados, tristes, desesperanzados. ¿Hay acaso esperanza? No la había para la viuda y sus acompañantes. Otros van inconscientes del destino que les espera, tal como este joven que no está despierto a su realidad. Va en un féretro, y este joven no escogió ir en el féretro con su madre. Luego, por un momento, este joven nos representa a todos en nuestra condición natural, de camino a la condenación, ya “muertos en delitos y pecados” (Efesios 2:1). No obstante, al desesperanzado, trabajado y cargado el Señor dice: “No llores”. Sólo él puede decirlo porque sólo él puede hacer algo trascendental: dar vida. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:11), da vida a todo aquel que cree (Juan 3:16). Para los creyentes, podemos decir que aun en el lugar placentero, es necesario pasar por el valle. ¿Cuál es el valle? Puede ser el de la muerte, desánimo, desesperanza, soledad, abandono, incomprensión, necesidad. Jesús también está en el valle aun sin que esperemos su presencia. El ve, es el Señor, como lo percibió una madre egipcia antes...
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