Seis tinajas en el Evangelio según Juan — la mujer samaritana

La mujer samaritana es representante del pecador abandonado. Muy significantes son las palabras de Juan 4:4 “Le era necesario pasar por Samaria”. El Salvador está deseoso de conversar a solas con una samaritana. Veamos su historia. Jesús la espera junto al pozo, y nos acordamos de 2 Pedro 3:9 “El Señor es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca”. Con pleno conocimiento de la sed de su alma, le pide agua a la mujer. Ella estaba desprevenida ante semejante solicitud. El orgullo de su corazón sale a la luz, como también la supuesta superioridad de su religión. No sabía quién le hablaba, y no podía ver más allá del pozo de su comarca. En paciente gracia, Jesús le hace ver que las fuentes de este mundo se agotan, pero que hay una fuente inagotable de vida eterna, y esa fuente es Él mismo. Incapaz de responderle, la mujer se defiende con una verdad profética, pero lo hace de tal manera como para dar a entender que no confía en lo que Él está diciendo. “Ha de venir el Mesías … él … nos declarará todas las cosas”. Es precisamente el tipo de dificultad presentada en Nicodemo; a saber, un corazón ocupado de criterios religiosos pero de forma no más. “Instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de...

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