LA BÚSQUEDA DEL PERDIDO

Seguramente la mayoría hemos tenido la ingrata experiencia de perder algo. Con gran afán buscamos lo perdido sin descansar para ubicarlo. A veces no logramos el objetivo y es causa de tristeza. La figura de algo perdido es usado por el Señor para enseñarnos que es lo que Dios hace con el pecador perdido.   “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?” Lucas 15:4.   El diario en Portland, Oregón, E.E.U.U. relató una historia acerca de un hombre de setenta y tres años de edad que vivía en la ciudad de Eugene. El hombre había dejado su vehículo en el estacionamiento y se internó en las montañas Ochoco. Todos los esfuerzos para ubicarlo habían fracasado, pero según el diario las autoridades anunciaron que la búsqueda continuaría pues una vida humana es valiosa. Es siempre interesante notar que cuando una persona está perdida, se moviliza una gran cantidad de individuos que salen en busca de ella. He participado en algunas búsquedas, incluyendo una desde el aire. Con cuánto afán y gran intensidad se enfoca la vista para hallar algun rastro que podría guiar al paradero del perdido. ¡Y qué alegría cuando el perdido es hallado! Es siempre triste cuando resulta todo lo contrario y no pueden ubicar...

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