Sacerdotes (2)
“Todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados… y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón” Hebreos 5:1, 4 Otra cosa que aprendemos es que el sumo sacerdote debía ser nombrado por Dios y no por un hombre o una agrupación de personas. En el caso del Señor Jesús leemos que fue nombrado Sumo Sacerdote eternamente (“para siempre”) por el Padre, y asume después de su resurrección. (Salmo 2 y 110, Hechos 13:33). La responsabilidad principal del Sumo Sacerdote es el servicio sacrificial con relación al pecado. En el Antiguo Testamento, entendemos que un sacerdote no podía presentarse con las manos vacías, porque estaba designado precisamente “para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados”, como dice el texto. Debía presentar ofrendas (sin sangre) y sacrificios (con sangre que se derramada). En la carta a los Hebreos la obra del sacerdocio de Cristo alcanza su principal expresión, porque en ella aparece la idea –totalmente nueva y que el Evangelio revela– de un Sumo Sacerdote que se sacrifica a sí mismo. La entrada de Aarón en contacto con Dios era una demostración de gracia infinita, porque estaba rodeado de debilidad y debía vestirse de lino blanco y ofrecer primero...
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