Sacerdotes (4)

“Este (el Señor Jesucristo) por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” Hebreos 7:24-25. Hemos visto brevemente la función del Señor Jesucristo como Sumo Sacerdote en cuanto a su función “sacrificial” (Cristo como sacerdote y a la vez ofrenda). Ahora veremos algo acerca de su función intercesora. Ya antes de la cruz, Jesús intercedió por los suyos en Juan 17 (“yo ruego por ellos”) por Simón Pedro (“yo he rogado por ti”) y por sus captores (“Padre, perdónalos”). También lo hace ahora, y lo hace siempre según leemos en el versículo de la fecha. Cristo aboga para restaurar a la comunión con Dios al creyente que ha caído, a nosotros.   Como creyentes disfrutamos de los resultados eternos de la cruz: el perdón definitivo de los pecados, la deuda con Dios cancelada para siempre, libertad del juicio, una condición inalterable de hijo, una morada eterna en los cielos. Sin embargo, otra cosa es la comunión, cuyo sentido vemos en las palabras de Jesús a Simón Pedro la noche en que lavó los pies de sus discípulos (Juan 13:5-10) “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo” Si no te lavare, no tendrás comunión conmigo. Sin este lavado espiritual no podemos tener comunión con Cristo. Según 1ª Juan 1:6-2:2...

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