Mes: Marzo 2016

Sacerdotes (3)

“Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados. Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” Hebreos 5:1, 7   La humanidad que Cristo asumió formó parte de su preparación para venir a ser Sumo Sacerdote. El pasó por el camino del sufrimiento, aunque hay que distinguir en esto aquellos sufrimientos vicarios, redentores, que sólo él ha llevado en la cruz, y que no podemos compartir, y también hay otros dolores que el experimentó por el hecho de la condición humana que asumió, excepto el pecado. El “habitó entre nosotros” (Juan 1) En Hebreos 5:5-10, vemos una preparación del Señor Jesús para llegar a ser Sumo Sacerdote. Un primer aspecto que destaca en este proceso es la oración. Jesús clamó al que le podía librar de la muerte y fue oído, es decir, su oración fue contestada. Es un error grave considerar que lo que Jesús pidió al Padre fue no pasar por la muerte. El pidió ser librado de la muerte, que es muy distinto. La petición del Señor la tenemos señalada en el Salmo 40: 1-2 “Pacientemente esperé...

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Sacerdotes (2)

“Todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados… y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón” Hebreos 5:1, 4 Otra cosa que aprendemos es que el sumo sacerdote debía ser nombrado por Dios y no por un hombre o una agrupación de personas. En el caso del Señor Jesús leemos que fue nombrado Sumo Sacerdote eternamente (“para siempre”) por el Padre, y asume después de su resurrección. (Salmo 2 y 110, Hechos 13:33). La responsabilidad principal del Sumo Sacerdote es el servicio sacrificial con relación al pecado. En el Antiguo Testamento, entendemos que un sacerdote no podía presentarse con las manos vacías, porque estaba designado precisamente “para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados”, como dice el texto. Debía presentar ofrendas (sin sangre) y sacrificios (con sangre que se derramada).   En la carta a los Hebreos la obra del sacerdocio de Cristo alcanza su principal expresión, porque en ella aparece la idea –totalmente nueva y que el Evangelio revela– de un Sumo Sacerdote que se sacrifica a sí mismo. La entrada de Aarón en contacto con Dios era una demostración de gracia infinita, porque estaba rodeado de debilidad y debía vestirse de lino blanco y ofrecer primero...

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Sacerdotes (1)

  “Todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados.” Hebreos 5:1 Dios instituyó el sacerdocio en el Antiguo Testamento. Quiso constituir a Israel una nación de sacerdotes (Éxodo 19:6), y designó la tribu de Leví y dentro de ésta una familia sacerdotal, la familia de Aarón y su descendencia. Este oficio no podía ser usurpado (2 Crónicas 26:16). Sólo los designados por Dios pueden acercarse a El y sólo el Sumo Sacerdote podía aproximarse a Dios en el Lugar Santísimo, una vez al año. En la carta a los Hebreos se desarrolla la doctrina del sacerdocio y el versículo señalado es muy interesante pues en él la misma Biblia nos detalla las características y funciones de los sacerdotes.   En primer lugar, vemos que según la Escritura un sacerdote es tomado de entre los hombres, porque debe identificarse con ellos en su responsabilidad por el pecado. Debe tener la naturaleza humana porque representa a los hombres delante de Dios. Esta primera característica se cumple perfectamente en la persona del Señor Jesucristo, el Verbo hecho carne (Juan 1). También vemos que según Hebreos 5:1 la función del sacerdote es traer los hombres hacia Dios, es decir, que el hombre pueda tener acceso a Dios. Tiene que ver...

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PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 1_9 — (003)

Cuando alguien escribe una carta, siempre tiene algún motivo, aunque sea solamente para animar al destinatario. Juan el apóstol escribir cartas. He aquí algunas razones que tuvo. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” 1 Juan 1:9. Cuando Juan escribió esta carta, no se dirigió a ninguna iglesia ni a ningún individuo en particular. Es una carta que sirve tanto para instruir a una congregación de creyentes, como o a un individuo en su vida particular. ¿Podemos conocer alguna de las razones que tenía Juan por escribirla? He aquí una razón; “Os he escrito esto sobre los que os engañan” 1 Juan 2:26. Parece que los creyentes enfrentaban el peligro de falsos maestros. No hay mención de alguna persecución que sufrían. Pero Juan quería establecer a los creyentes en cuanto a su salvación personal y dijo: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” 1 Juan 5:13. Juan reconoce que existe en el creyente el peligro de desobedecer al Señor, y de no vivir a la altura de la vida nueva que ha recibido. Por eso, quiere animarnos para que no pequemos, pero en caso que algo así suceda, la salvación no...

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LA TEMPESTAD 2

Las tempestades que afligen a algunos son permitidas por el Señor. Tiene un valor espiritual. Lea de ello. “Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” Mateo 14:26-27. Los discípulos del Señor Jesús se encontraron en una gran tempestad. Vale la pena leer y comparar los relatos de Mateo 14, Marcos 6 y Juan 6. Pedro aprendió una lección y fue fortalecida su fe. Su experiencia es muy humana y práctica. Su andar de fe estaba lleno de fallas humanas pues el andar por fe no es fácil. Tenemos siempre la tendencia de mirar a las olas y al hacerlo, podemos sentirnos sobrepasados por las dificultades. El Señor sabe esto y responde pronto en rescatarnos. Vemos también que los discípulos sufrían de un temor sin fundamento. El “fantasma” que les hizo dar voces de miedo (Mateo 14:26) resultó ser el mismo Señor. Les tranquilizó con decir, “Yo soy” (Juan 6:20). ¿Es posible que uno pudiera estar sufriendo actualmente por temor a un “fantasma” cuando realmente es Dios obrando en la tempestad? En el libro de los Hechos capítulo 27, el apóstol Pablo se encontró en una tempestad pero por culpa de otras personas, y sin tener responsabilidad propia por la situación atemorizante. Le sirvió para que...

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