Daniel y Pablo: fortalecidos para enfrentar reyes

Daniel el profeta hizo una pregunta a Dios y Dios mandó la respuesta a través de un ángel, quien ledijo: “Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate.” En seguida, Daniel indicó el efecto que las palabras tuvieron sobre él. “Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido” (Daniel 10:19). ¿Le gustaría ser fortalecido como Daniel? “Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido” Daniel 10:19 Las palabras enviadas de parte de Dios dieron fortaleza a este insigne siervo suyo. ¿En qué se vio esta fuerza operando en la vida de Daniel? Para la respuesta consideremos tres ejemplos, y cada uno tiene que ver con un rey. Al rey poderosísimo llamado Nabucodonosor, Daniel tuvo suficiente fortaleza para decirle que debía arrepentirse. Cuando estuvo frente a Belsasar, interpretando la visión singular de la mano que escribió sobre la pared, Daniel no se claudicó en indicar al rey que su vida en la tierra ya terminó. Y en tercer lugar, cuando el rey Darío fue obligado a ordenar que Daniel fuera echado al foso de los leones, Daniel se enfrentó la experiencia con entereza y valentía. ¿De dónde había sacado tanta fuerza moral y espiritual para enfrentar estas pruebas? Daniel, el...

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