La muerte de los rectos (I)

“Muera yo la muerte de los rectos” Números 23:10 Este es un gran deseo. Balaam, el hombre que lo enunció, conocía acerca del Dios verdadero. Esto lo leemos entre los capítulos 22-25 del libro de Números, en el antiguo testamento. El sabía acerca de su poder y de su forma de actuar, siempre justa, santa y recta. Dios no era una idea extraña para Balaam, sino una persona real. El punto es que Balaam conocía acerca de Dios pero no conocía verdaderamente a Dios. Muchos el día de hoy saben cosas acerca de Dios, pero a él no le conocen. Balaam pudo vislumbrar que el desenlace de “los rectos” –o “los justos”– es en paz, y constituye el umbral hacia una vida mejor, la consolidación de la vida eterna, en comunión con Dios y gozando de sus bendiciones. Hay, sin embargo, una pequeña trampa en la declaración de buenas intenciones de este hombre. Quiere vivir la muerte del justo, pero sin vivir la vida de los justos y eso no es posible. Es que no se puede calcular el obtener las bendiciones al final de la vida, después de vivirla voluntariamente lejos de Dios. En su gracia, a veces Dios permite y concede la salvación a un pecador mostrándole su misericordia momentos antes de partir. El caso del ladrón que se convierte en la cruz al lado del Señor...

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