HÁGASE TU VOLUNTAD

Jesucristo es el mejor ejemplo de alguien que somete su voluntad a la voluntad de otro. En su caso, fue al Padre. Cuando alguien dice, “hágase tu voluntad” se compromete a conformarse con lo que traiga aquella voluntad a nuestra experiencia. “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón”. Salmo 40:8. En dos oportunidades, el Señor Jesús usó la expresión “hágase tu voluntad”. La primera fue cuando enseñaba a los discípulos cómo deben orar. El llamado “Padre nuestro” no es un rezo para ser repetido ad infinitum. Antes bien, es una oración modelo que al comienzo dice, “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” Mateo 6:10. Se desprende que en el cielo, la voluntad de Dios se hace siempre y la oración expresa el deseo que la situación sea duplicada aquí en la tierra. Ojalá fuera así. La segunda vez que Jesús dijo “hágase tu voluntad” fue en el huerto de Getsemaní a donde fue para orar. Jesús sabía que pronto Judas Iscariote llegaría guiando a la turba para arrestarle. El sabía que la serie de eventos, prontos a desarrollarse, culminarían en su muerte en la cruz. Anticipando el sufrimiento que tendría que soportar en su calidad de ser humano perfecto, Jesús presentó al Padre la petición de que la copa...

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