Mes: Junio 2016

Al otro lado de este mundo

Ningún hijo de Dios sabe a ciencia cierta cómo será el cielo, pero el Señor Jesucristo ya está allí y eso nos reconforta. “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” Salmo 27:4   Un hombre enfermo se despedía de su doctor. Antes de salir, dijo, “Doctor, francamente tengo miedo de morir. No sé lo que hay al otro lado de la muerte. ¿Acaso Ud. sabe?” El doctor con mucha calma dijo: “Yo no sé.” “Pero doctor,” replicó el enfermo, “Ud. es hombre cristiano y ¿no sabe lo que hay al otro lado de la muerte?” El doctor en este momento tenía la manilla de la puerta tomada por su mano cuando se escuchó el ruido inconfundible de un perro gimiendo mientras pasaba su pata por encima de la madera. El doctor abrió la puerta y el perro regalón del doctor entró saltando sobre su dueño.   El doctor se dirigió al paciente antes que saliera y le preguntó, “¿Vio mi perro? No sé como llegó acá y que yo sepa, nunca ha estado en esta pieza antes. No sabía lo que había aquí adentro excepto solo sabía que su amo estaba. Y cuando abrí la puerta, entró sin temor porque quería verme...

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Dulce será mi meditación en él

Escuchando a predicadores por años, leyendo libros de autores cristianos variados y considerando la experiencia personal, he llegado a la conclusión de que existen tres lecturas bíblicas diarias del creyente. Al menos, debieran existir tres tipos distintivos de lectura bíblica. ¿Logra identificarlas? “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” Salmo 119:105 La primera es una lectura devocional, que es breve por definición. Otra es la lectura de estudio personal de la Palabra de Dios, que todo creyente debiese tener, y la tercera es la lectura bíblica familiar. Que fuera la experiencia de cada uno de nosotros. Uno, dos o más versículos, hasta un párrafo breve, con el fin de condicionar primeramente la mente para el día en las cosas de Dios, cuando nuestra principal ocupación mental por muchas horas serán las cosas del día a día en este mundo. Esa es la lectura devocional. Hacerlo así es sano, provechoso y saludable en vez de partir llenando la cabeza de información terrenal, más bien refrescarla con información del cielo, que se transforma en palabra vivificante de Dios por medio del Espíritu. Esa es una gran diferencia con escuchar o leer noticias por la mañana como primera cosa del día. Aun un breve versículo meditado y una breve oración por el día nos proyectan hacia la eternidad y nos hacen pensar apropiadamente y proporcionalmente en la...

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¿De dónde, pues, tienes el agua viva?

En el evangelio se revela la respuesta a la pregunta de una mujer, cuya alma buscaba ser saciada no con cosas de este mundo. “La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?” Juan 4:11 “Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad …” Juan 4:28   En respuesta a la oferta que el Señor Jesús le hizo de darle agua viva, la mujer de Samaria se fijó en dos detalles. Le hicieron llegar a una conclusión y luego hacerle una pregunta. Se fijó en que el Señor no tenía un balde con que sacar el agua, y el pozo era hondo. Por tanto, si él está ofreciendo darle agua, no sería de este pozo que Él sacaría el agua. La pregunta es lógica; “¿De dónde, pues, tienes el agua viva?”   El evangelio revela el secreto buscado por la mujer con su pregunta. El evangelio revela al pecador que el agua viva, símbolo del Espíritu Santo, es de origen divino. El Salvador que conversaba con la mujer era la misma fuente de esta agua. El Señor Jesús le iba a llevar paso a paso en la conversa con ella para que ella reconociera su gran necesidad, debido a su pecado. También iba a reconocer que el “extraño” con que conversaba era el...

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Preparado para morir

Sin saber de lo acontecido en Belén más de un mes antes cuando Jesús nació, los pasos de Simeón fueron dirigidos por el Espíritu Santo a estar en el recinto del templo un día. Este hombre estaba preparado para morir. “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; Porque han visto mis ojos tu salvación.” Lucas 2:29-30.   Las palabras del texto fueron dichas por un hombre llamado Simeón. Podemos sacar conclusiones referentes a él y de su estado espiritual. Sus dichos sirven para saber que es lo que una persona necesita para que esté preparada para morir. Simeón era un hombre que vivía en Jerusalén. Lucas dejó anotado en su evangelio que el hombre era “justo y piadoso.” La vida de Simeón era regulada por la ley de Dios y los prójimos le reconocían como un hombre correcto en su forma de ser. Simeón era piadoso en cuanto a Dios, pues su corazón estaba consagrado a los intereses divinos y ahí estuvo el secreto de su conducta justa delante de los hombres. Lucas 2:25.   Simeón vivía esperanzado en ver “la consolación de Israel”. Muchos judíos se referían al Mesías prometido por este nombre creyendo que Dios traería consolación a ellos por medio de Él. El pueblo estaba estropeado por los sucesivos gobiernos que les dominaban y Simeón vivía esperando que el Mesías traería...

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Tuve envidia de los arrogantes…

Con todas las desigualdades en la sociedad de hoy, es fácil compararse con otros y sentirse desplazado, postergado o desfavorecido. Miremos lo que un poeta de la antiguedad escribió. “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos” Salmo 73:2-3   El ser humano cree en el adagio que “todos somos iguales”, pero algunos añaden agudamente que “algunos son más iguales que otros” y buscan un trato preferencial para sí mismos. Basta observar en el supermercado como ciertas personas arrogantes buscan ser primeras en la fila y no les importa que haya otras que estaban antes y ahora tengan que esperar mientras la “intrusa” logra ser atendida. Asaf escribió un Salmo en que hizo una confesión escueta de su debilidad. Comenzó reconociendo la bondad de Dios para con su pueblo; “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón.” Salmo 73:1.. En verdad, Dios es bueno para con todos. A renglón seguido, Asaf confesó su problema personal: “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.” vv.2-3. Toda persona honrada que lee las palabras de Asaf, reconoce que en más de una ocasión ha sentido lo mismo. Asaf ha expresado el mismo...

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