Acordaos de las palabras de Moisés
“Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo” Eclesiastés 12:8 Ya Moisés ha muerto y el pueblo le ha llorado. Su ausencia debe sentirse con fuerza en estos momentos transcendentales cuando el pueblo de Israel se apronta para cruzar el Jordán e ir a la conquista de Canaán. Dios da sus instrucciones a Josué asegurándoles la victoria en base a sus promesas y a que cuentan con él (Josué 1:1-6). Le pide esfuerzo y valentía y les exhorta a obedecer su ley. Dios también ratifica delante de Josué que Moisés fue un fiel siervo suyo cuando le dice “esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó” (Josué 1:6). No era, por supuesto, la ley de Moisés en cuanto a su origen, pero el siervo de Dios recién fallecido había sido tan fiel a las palabras oídas que era tal cual Dios quiso que fueran entregadas. Dos versos más adelante Dios ordena a Josué que este libro no ha de apartarse de “su boca”. Es muy interesante, pues podría haber dicho que no se apartara de su mente, pero “de tu boca” da a entender que Josué no debía dejar de hablar las palabras de la ley de Moisés (de Dios) “nunca” (Josué 1:8). A continuación, Josué prepara el pueblo para la invasión...
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