Melquisedec, considerad cuán grande era este
Melquisedec era un rey que apareció para bendecir a Abraham después de una victoria sobre una alianza de reyes malvados. Era un justo en medio de injustos, y adorador del Dios verdadero en un mundo pagano, que nos prefigura al Hijo de Dios que vino al mundo pecador a dar testimonio de la verdad. Su nobleza y dignidad son indiscutibles (Juan 18:37). “Considerad, pues, cuán grande era este” Hebreos 7:4 Hemos visto que inesperadamente Melquisedec salió al encuentro de Abraham, y este respondió apropiadamente reconociéndole y presentándole ofrenda. De la misma manera el “rey de justicia, rectitud y paz” ha salido a tu encuentro. Has leído acerca de él, de su eternidad, santidad y poder, y has comprendido que es el Hijo de Dios, que cual sacerdote y ofrenda se presentó a sí mismo dando su vida en la cruz del Calvario. El pan y vino presentados por Melquisedec fueron figura del cuerpo y la sangre del Señor Jesucristo por medio de los cuales es posible la reconciliación y la paz con Dios, sobre la base de su justicia perfecta y salvadora expresada en su muerte vicaria en la cruz. La pregunta es si al igual que Abraham le darás lo más importante, lo de más valor, para recibir su bendición. Sus bendiciones no son de la esfera material sino de la celestial, la salvación y la vida eterna...
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