El Padre es justo, el Hijo es justo
Job pregunta dos veces en su libro cómo tendría que ser que el hombre fuera reconocido justo para con Dios. Sabemos que no hay opción alguna para el ser humano de lograr alcanzar un estado de rectitud e integridad delante de su creador, santo y justo. ¿Cómo se hace esto posible? “¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios?” Job 25:4 Ya veíamos ayer en el AT que el justo encuentra finalmente su justicia en el Dios omnipotente. No obstante, la justicia que demanda resarcimiento y compensación completa, y que por lo tanto castiga al pecador con la muerte, necesita una contraparte que le satisfaga. Si el creyente a lo largo de la historia recibe por la fe los beneficios de la justicia salvadora de Dios (dikaiosune), es porque la justicia retributiva (dike) ha sido satisfecha. ¿Quién es la contraparte a dike? ¿Quién es éste que en el AT se anuncia como “Jehová, justicia nuestra”? (Jeremías 23:6) Necesitamos un justo según dike. Necesitamos un dikaios. Pero la escritura nos dice prontamente que “no hay dikaios, ni aun uno” (Romanos 3:10). El texto completo de Pablo a los Romanos señala: “Como está escrito: No hay justo*, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” ...
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