Con forma de hombre

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” Juan 1:7 Dios ha querido comunicarse con el ser humano desde el principio de su historia, de manera  directa y honesta. La Biblia describe desde el Génesis un Dios cercano y deseoso de beneficiar al hombre. Esto es contrario a la concepción general de que en el antiguo testamento tenemos un Dios lejano y poco interesado en el ser humano. Su interés le hace tratar con Adán, con Caín, con Noé, y con muchos otros como si fuera un semejante, hasta casi como si fuera un hombre él mismo.  Esta característica del trato que Dios tiene con el ser humano recibe el nombre de antropomorfismo, de antropos (hombre) y morfismo (forma), es decir, “con forma de hombre”. Por eso, entonces, leemos que Dios “miró” (Génesis 4:4-5), que “se arrepintió” (Génesis 6:6), que “se acordó” (Génesis 8:1, 20:29), entre otros pasajes. El antropomorfismo tiene que ver con expresar, con relación a Dios, actos o reacciones que son propias de la naturaleza humana. El objetivo es para la mejor comprensión nuestra de ciertos eventos, verdades o compromisos. Es para que comprendamos que los tratos de Dios con el ser humano son reales y para que lleguemos a comprender aunque sea sólo en grado mínimo el sentido que tienen algunas cosas para Dios. Podemos decir que el hecho de que la Biblia...

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