Mes: Diciembre 2016

Cosa firme de parte de Dios

“La cosa es firme de parte de Dios” Génesis 41:32 Los pretéritos proféticos son una figura literaria muy importante en la escritura. Más que eso, son una afirmación gloriosa que en sí misma es un mensaje. La Biblia declara ciertos eventos que aun no suceden en tiempo pasado, como que ya acontecieron. Su cumplimiento es tan ciertísimo que el escritor bíblico inspirado por Dios lo presenta como algo acaecido, seguro, pues “ya ocurrió”. Ejemplos notables de esta figura los tenemos tanto en el antiguo como en el nuevo testamento. El Siervo de Jehová, el Señor Jesucristo mismo proféticamente presentado en Isaías (ver Hechos 8:35), sufre, es cargado, lleva los pecados de la humanidad, muere, y también resucita. Y todo ello se nos presenta como eventos ya ocurridos: “Fue menospreciado”, “llevó él nuestras enfermedades”, “sufrió nuestros dolores”, “él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él, por su llaga fuimos nosotros curados”, “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”, “angustiado él, y afligido, no abrió su boca, como cordero fue llevado al matadero, como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”, “fue cortado de la tierra de los vivientes”, “con los ricos fue en su muerte”, “nunca hizo maldad ni hubo engaño en su boca” (Isaías 53:3-11). Es tan segura la muerte vicaria de Cristo...

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Discernimiento

Salomón oró: “Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?” 1 Reyes 3:9 Tener discernimiento espiritual es una cualidad altamente necesaria en la vida de cualquier creyente. Salomón reconoció que le hacía falta para gobernar al pueblo, y para saber diferenciar entre lo bueno y lo malo. En el mundo de hoy, necesitamos un “corazón entendido” para evitar el pecado y guardarnos de ser engañados. El ejemplo de Salomón nos da la pauta para que obtengamos el discernmiento. Salomón se lo pidió a Dios. Reconoció lo importante de ello para poder actuar bien en su vida, y en sus relaciones con otros. Lo necesitaba para saber distinguir entre lo conveniente y lo inconveniente, entre lo provechoso y lo dañino, entre lo bueno y lo malo. Salomón fue motivado por un deseo sincero de actuar bien delante de Dios. No pidió prosperidad personal para sí, sino pidió entendimiento para servir a Dios como un rey sabio. Con un “bono adicional”, Salómon fue bendecido con la promesa de riquezas y gloria, y vida prolongada para glorificar a Dios (1 Reyes 3:13-14). El discernimiento espiritual no es una función de la mente, sino del corazón bajo la guía del Espíritu Santo. Su valor es en percibir los verdaderos valores que, puestos en práctica, glorifican a Dios. —daj Lectura Diaria: 1 Cronicas 2 [leer]...

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Algunos errores comunes al estudiar la Biblia (III)

Veamos un par de errores más en los cuales podemos incurrir al estudiar la Palabra de Dios. Sexto, ignorar el contexto bíblico. Hay una frase que resume este punto: “un texto fuera de contexto, es un pretexto”. La Biblia no puede leerse como una colección de versículos inconexos. Cada texto y párrafo responde a una realidad histórica, cultural, espiritual y teológica. Consideremos dos ejemplos breves:   Jeremías 29:11 dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Este versículo es frecuentemente empleado para dar ánimo, enviado en esquelas, en tarjetas y por email, destacando la promesa de Dios de bendición y aplicándola a una realidad personal de algún creyente. Sin embargo, cuando miramos el contexto vemos que Dios está hablando a los israelitas a quienes ha enviado al exilio por sus pecados.  Sólo después de 70 años de exilio, Dios finalmente les traerá de vuelta a su tierra y a la prosperidad. A eso se refiere con “los pensamientos [planes] que tengo acerca de vosotros”, son promesas a una nación específica. Otro ejemplo está en la carta a los Hebreos. Ahí el escritor está dirigiéndose a hebreos y así debe primariamente leer y estudiarse. Sólo así se entiende el pasaje en Hebreos 10:26-27: “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el...

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Algunos errores comunes al estudiar la Biblia (II)

Continuamos enumerando algunos errores comunes en que podemos incurrir al estudiar la Palabra de Dios. Cuarto, ignorar el contexto histórico. Suena obvio pero a veces lo pasamos por alto. Cada libro de la Biblia fue escrito por un individuo específico, a un grupo específico de personas, de una cultura determinada, en un momento determinado y con un propósito definido. Si ignoramos esos detalles probablemente malinterpretaremos mucho de lo que leemos. En buenas traducciones hay introducciones a cada libro que presentan el contexto histórico, los temas principales y los retos de interpretación de cada libro. Quinto. Asumir definiciones modernas para palabras bíblicas o, lo que es finalmente lo mismo, utilizar versiones modernas simplificadas para el texto bíblico. Muy pocas palabras del griego o hebreo tienen un equivalente en el español. Hay algunas transliteraciones como la palabra “evangelio”, del griego euangelus, que significa “mensaje de bien”, o “buena noticia”. Para la mayoría de las otras palabras tenemos que recordar que la palabra escogida por un traductor puede no significar exactamente la misma cosa según la palabra original. Aquí surge uno de los riesgos más delicados con el cual los traductores han lidiado por décadas, pues la traducción literal palabra-por-palabra (recurso denominado hipérbaton) genera textos áridos, con gramática forzada y significado complejo. Entonces, el traductor debe dar el sentido de la palabra en la oración original (traducción textual), sin caer en la...

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Algunos errores comunes al estudiar la Biblia (I)

¿Estudiamos la Biblia? Podríamos hacerlo bastante bien según nuestra propia opinión, pero hay algunos errores que debemos tener en consideración para evitarlos. “Tu palabra es verdad” Juan 17:17 Primero, comenzar sin oración. La Biblia es un libro como ningún otro debido a que fue inspirada por Dios mismo (2 Timoteo 3:16). Pablo nos dice que “las cosas que son del Espíritu de Dios… se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14) y Jesús dijo que el Espíritu nos guía a la verdad (Juan 16:13). Tenemos acceso a Dios por medio de la oración,  de tal manera que debiéramos buscarle para dirección conforme queremos comprender sus Escrituras. Realmente no importa qué clase de increíbles recursos y herramientas de estudio tengamos si no vamos primero con Dios. Segundo, traer ideas preconcebidas al texto. Es tentador leer la Biblia de manera selectiva, tratando de probar una idea en la cual ya creemos y demostrar que es así como decimos. Si venimos a la Escritura con una conclusión predeterminada podemos forzar el texto a que diga lo que queremos que diga. Eso puede hacernos sentir mejor, pero no nos hará ningún bien. Más bien debemos leer la Biblia con humildad, entendiendo que algunas de las cosas que creemos son tal vez equivocadas o incorrectas, y deben ser modificadas. Debemos dejar que el texto hable por sí mismo sin forzar nuestras preconcepciones en él....

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