¿Posee usted quietud espiritual, aquella que todos necesitamos en nuestra vida?

“Si él diere reposo, ¿quién inquietará?” Job 34:29

Una familia numerosa llegó en masa para celebrar el octogenario cumpleaños de la matriarca del clan. Ya era viuda y era muy querida. Hijos, nietos y bisnietos se había dado cita para saludar a la señora y desearle muchas bendiciones de la buena mano de Dios. La casa se llenó de gritos de alegría pues algunos familiares no habían tenido contacto con los otros pues vivían en un país extranjero. Fue todo un evento especial. La hija mayor se acercó a su madre, sentada quietamente en el living y preguntó porque se veía triste. “¿No está feliz, mamá? Todos están contentos menos Ud.” “Sí, si, estoy contenta con todo, pero con tanto ruido, voy a estar más contenta cuando se hayan ido y puedo estar quietita y tranquila aquí en mi casa.”

 

Seguramente los de mayor edad pueden entender el sentimiento de la abuela. La quietud permite tiempo para reflexionar y meditar. Todos necesitamos de estar quietos. Es una condición para apreciar la grandeza de Dios, una condición previa a aprender y a conocer su voluntad, “ESTAD QUIETOS, y conoced que yo soy Dios.” Salmo 46:10. Estar quieto en la presencia de Dios nos ayuda a distinguir entre la voz del pastor que nos guía y el extraño que nos quiere apartar del amor de Dios. Es una gran verdad que “él que habita al abrigo (o en el lugar secreto) del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” Salmo 91:1 El texto de cabecera destaca el reposo que Dios provee. Es el reposo de paz que deja al individuo contento y sin perturbación. “Si él diere reposo, ¿quién inquietará?” Job 34:29.

 

La verdadera paz viene al alma cuando la persona se convierte a Cristo. Los efesios la experimentaron. Pablo les dijo: “en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor.” Efesios 5:8-10. Proverbios 1 describe la actitud de los que no toman a Dios en cuenta, y por eso, “no escogieron el temor de Jehová” Proverbios 1:29. Sin embargo, hay una promesa especial para los que ponen oído a lo que Dios dice: “Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal.” v.33. Ésta es la quietud espiritual que todos necesitamos en nuestra vida. ¿La tiene en la suya? –daj

Lectura Diaria:
Génesis 11:27-12:20 [leer]
/Job 15:1-35 [leer]
/Mateo 7:7-29 [leer]