Decisiones (II)
“No te impacientes” Salmo 37:1 Una familia de cuatro personas abandona impaciente la tierra de Israel en busca de alimento, pues este escaseaba en Israel. Más que abandonar un lugar, abandonan la tierra donde la presencia de Jehová ha sido prometida y donde era posible ser dirigidos por jueces que en nombre de Dios dirigían al pueblo. Elimelec, cuyo nombre significa “mi Dios es rey”, vuelve la espalda al pueblo de Dios por la necesidad de alimentar su familia. Sin considerar en primer lugar lo espiritual, se marcha a una tierra con costumbres paganas y dioses falsos y se asientan allí. La vida se torna más difícil para esta familia pues Elimelec fallece en Moab –al parecer a poco de haber llegado– dejando su mujer viuda y sus dos hijos. Estos, en abierta desobediencia a la ley mosaica toman para sí esposas del pueblo pagano (ver Deuteronomio 7:3; 23:3; Esdras 9:2; Nehemías 13:23). Probablemente, los hijos de Elimelec y Noemí no fueron advertidos de este mandato por sus padres, y si se casaron después de la muerte de Elimelec, entonces fue Noemí quien debe haber dado el visto bueno a estas uniones. Es que las decisiones tomadas años antes por los padres al dejar el pueblo de Dios repercuten ahora en la vida espiritual de los hijos, años después. De la misma manera ocurre en día de hoy. Resulta...
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