Mes: Enero 2017

La limpieza del templo (2)

Es muy conocido el relato acerca del Señor Jesús y cuando echó fuera del templo a los cambistas y a los vendedores de animales. Tal acto tiene hondo significado. Es como si Él dijera, “Basta, limpiemos este lugar para que esté en condiciones correctas para la celebración de la Pascua”. ¿Hay alguna enseñanza para nosotros en esto? ¿Hay algo que nos atañe al día de hoy? “El celo de tu casa me consume.” Salmo 69:9   Por supuesto que la limpieza del templo por parte de Jesús es relevante para el día de hoy. Lo principal es que Dios es santo, y los lugares que le pertenecen deben reflejar su carácter. Hacer un negocio con las cosas santas es totalmente contrario a la gracia y la santidad de Dios. ¿No es cierto en algunos sectores la religión parece tener más interés en el dinero que en el pecador? Hay muchas así llamadas iglesias que tienen sus ojos puestos en la colecta y no en el corazón. Por la actitud demostrada por el Señor Jesús en el templo, tales prácticas deben terminar para que la santidad de Dios sea ensalzada. La lección principal es que ningún servicio religioso debe ser usado para enriquecerse.   No hubo nada cruel ni injusto en las acciones del Salvador. Quiso defender su santidad, su justicia, y su autoridad. Al ver la acción del Señor, sus...

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La limpieza del templo (1)

En vista de ciertas prácticas que se ven hoy día en ciertas iglesias, nos hacemos la pregunta, ¿Qué haría el Señor con los que han hecho de la predicación del evangelio un negocio? “Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas” Marcos 11:15 El Señor hizo su primer milagro en Caná de Galilea cuando cambió el agua en vino. Terminadas las festividades del casamiento, el Señor junto a los suyos y a sus discípulos descendieron a Capernaúm, ciudad al lado del mar de Galilea, donde el Señor Jesús estableció su residencia. Dentro de poco tiempo el Señor hizo su primera visita a la ciudad de Jerusalén. Cuando entró en el templo y vio la situación degradante en este lugar santo, echó fuera a los negociantes que se habían instalado allí. El Señor visitó el templo en Jerusalén al comienzo de su ministerio y también cuando finalizaba su ministerio aquí en el mundo. En ambas oportunidades, Jesús hizo limpieza de los elementos no deseables. Jesús fue a Jerusalén porque estaba cerca la pascua de los judíos. Como un judío devoto y respetuoso de la ley, es de esperar que fuera a Jerusalén para celebrarla. Llegado al templo, halló que los...

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La tempestad (2)

Hay lecciones para aprender cuando estamos en calma o cuando estamos pasando por una tempestad. La lección principal es que el Señor Jesús siempre tiene palabras de consuelo. “Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” Mateo 14:26-27   Los discípulos del Señor Jesús se encontraron en una gran tempestad. Vale la pena leer y comparar los relatos de Mateo 14, Marcos 6 y Juan 6. Pedro aprendió una lección y su fe fue fortalecida. Su experiencia es tan humana como práctica. Su andar de fe estaba lleno de fallas humanas pues el andar en fe no es fácil. Tenemos siempre la tendencia de mirar a las olas y al hacerlo, podemos sentirnos sobrepasados por las dificultades. El Señor sabe esto y acude pronto en rescatarnos. Vemos también que los discípulos sufrían de un temor sin fundamento. El “fantasma” que les hizo dar voces de miedo (Mateo 14:26) resultó ser el mismo Señor, el “Yo soy” (Juan 6:20). ¿Es posible que uno pudiera sufrir hoy mismo por temor a un “fantasma” que podría ser Dios obrando en las tempestades? En el libro de los Hechos capítulo 27, el apóstol Pablo se encontró en una tempestad pero por culpa de otras personas, y sin tener responsabilidad propia...

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La tempestad (1)

Si está pasando por un tiempo de calma o se siente en medio de una tempestad, sepa que Dios está en control y permite todo para su bien. “Cambia la tempestad en sosiego, Y se apaciguan sus ondas” Salmo 107:29   Contemplar el mar en calma puede resultar tranquilizante para el ser humano en su interior. Sin embargo, aquel mismo mar tranquilo puede, dentro de poco tiempo, convertirse en una turbulencia de enormes y amenazantes olas que causan terror al corazón del que viaja por mar y a algunos que están en tierra. La tempestad en el mar es una ilustración de las turbulencias que vivimos en esta vida. Nuestras circunstancias se cambian de un momento a otro, de la calma a lo que nos llena de temor y preocupación. Nos sorprende el cambio repentino, pero así ocurre a veces en la vida. Nadie está exceptuado de las tempestades que sobrevienen a la vida. También hay turbulencias que afectan al creyente, el hijo de Dios.   Para el creyente, las turbulencias de la vida no son meramente fortuitas. Son permitidas por el Señor. Termina el Salmo 107 enumerando las cosas que Dios hace y luego nos invita a considerar todo como muestras de “las misericordias de Jehová”. “Véanlo los rectos, y alégrense, Y todos los malos cierren su boca. ¿Quién es sabio y guardará estas cosas, Y entenderá las...

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Justos delante de El

El discípulo sincero que sigue a la enseñanza de su Señor no busca agradar a los hombres para recibir sus aplausos. Antes bien, debe hacer sus obras caritativas de tal manera que Dios sea el único “espectador”.   “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos” Mateo 6:1   La enseñanza del Señor Jesús en Mateo 6 forma parte del llamado Sermón del Monte. Sus enseñanzas requieren que los hijos del reino sean hacedores de la verdad y no solamente oidores. Somos expertos en opinar cómo se debe vivir la vida pero no tan expertos en demostrar en la forma práctica cómo los principios mencionados por Jesús hayan de verse. Llama la atención que Jesús requiere de sus seguidores una clase de vida muy diferente a la que el mundo secular y religioso considere la norma. Los líderes religiosos en los días de Jesús eran fariseos y se esmeraban en hacer sus buenas obras con ostentación. Para ellos, por más grande el auditorio que les observaba, mejor. Jesús dijo todo lo contrario. El texto de cabecera lo aclara.   El discípulo sincero que sigue a la enseñanza de su Señor no busca agradar a los hombres para recibir sus aplausos. Antes bien, debe hacer sus obras caritativas de tal...

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