Continuando con nuestro estudio de las dispensaciones, veremos más características de ellas y de la revelación bíblica.

“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder” Apocalipsis 4:11

Una dispensación y una época o edad son conceptos interrelacionados. En las diferentes maneras en que Dios administra los asuntos de este mundo hay ciertos aspectos que son similares. No obstante, por definición hay algunos aspectos que son peculiares de cada dispensación y que marcan diferencia entre una y otra. Todas tienen un propósito determinado, un propósito definido por Dios y para Dios. Como estructura general, Sauer nos enseña que cuando por parte de Dios se introduce un cambio en la estructura de sus principios para una época determinada ocurren tres cosas: primero, hay ciertas ordenanzas que continúan y mantienen su validez; segundo, hay una invalidación de otras regulaciones que hasta entonces eran válidas; tercero, se introducen nuevos principios que hasta entonces no estaban vigentes.

Desde otro punto de vista, una dispensación implica una relación gubernamental específica de Dios con el mundo y una responsabilidad específica resultante impuesta sobre la humanidad para ese período. Toda dispensación hace la misma pregunta: “¿Responderá el hombre favorablemente a la responsabilidad específica del período o administración bajo la cual está viviendo? En cada dispensación esta prueba general se particulariza por la naturaleza de la revelación que Dios da en cada una respecto de la responsabilidad del hombre. Luego, el fracaso humano es común a cada dispensación y a cada edad, lo cual es evidente a través de la historia bíblica. El pecado frecuentemente parece alcanzar un máximo en ciertos momentos de la historia humana, y entonces viene el juicio (Génesis 6:11-13). Los elementos de prueba, juicio y fracaso son parte integral a cada dispensación.

Sin embargo, hay principios continuos que dan unidad total a la historia humana con diferentes grados de la gracia de Dios. Dios no es menos misericordioso en el período de la ley ni más misericordioso desde que vino Cristo, pero los énfasis varían: “Si yo hallare gracia ante los ojos de Jehová…” (2 Samuel 15:25), “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). El dispensacionalista cree que, a través de las edades, Dios está persiguiendo dos propósitos distintos: uno relacionado a la tierra con un pueblo terrenal y objetivos terrenales relacionados con el judaísmo y otro relacionado con el cielo, con un pueblo celestial y con objetivos celestiales relacionados, lo cual es el cristianismo (L. S. Chafer). De esta interpretación honesta y clara de la escritura deriva una enseñanza práctica y concreta, que protege de espiritualizar y distorsionar la enseñanza bíblica, porque debemos comprenderlo y aprenderlo claramente: el programa salvador de Dios no es el único programa ni el fin de su obra, no seamos reduccionistas. El propósito divino es mucho más amplio, donde lo seres humanos somos beneficiarios secundarios en su plan total para Su gloria.

La Escritura no está centrada en el hombre pues su salvación no es su tema principal, sino que está centrada en Dios, porque su gloria es el tema central. El propósito amplio de Dios es la manifestación de Su propia gloria. Para este fin cada dispensación, cada revelación sucesiva del plan divino, su trato con los elegidos como con los no elegidos, se combinan para manifestar la gloria divina (Walvoord). ¿Dará gloria el lector al Hijo de Dios creyendo en Él? –rc

(Continúa)

 

Lectura Diaria:
Éxodo 30:11-38 [leer]
/Salmos 78:32-72 [leer]
/Hechos 18:1-23 [leer]