Dispensacionalismo (XI): la dispensación de la gracia

A esta dispensación el hombre entra en pésimas condiciones. Vemos el pecado en su peor forma. Desde el punto de vista moral, espiritual y social. Somos grandes pecadores, pero tenemos un salvador aun más grande. “Mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” Romanos 5:20 Así, Después que la nación judía crucificó a su propio Mesías, ¿qué hizo Dios? Cuando el pecado se manifestó como algo abominable y vil, cuando los hombres rechazaron recibir al Hijo de Dios y la salvación de Dios, ¿qué hizo Dios? ¿Destruyó al mundo? ¿Condenó a todos? Dios hizo algo aun más sorprendente: la gracia de Dios se manifestó “para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11). “Gracia sobre gracia” (Juan 1:17), oleadas tras oleadas de gracia de Dios para buscar a todos los hombres, pues la posibilidad es que todos sean salvos. El hombre tiene, como en todas las dispensaciones, su responsabilidad frente a este despliegue de Dios, frente a estas “reglas de la casa”. El inconverso debe “arrepentirse y creer en el evangelio”, “creer en el Señor Jesucristo”, “creer en su nombre” (Juan 1:12, 3:16, 18, 36; Hechos 20:21, 1 Juan 3:23) ¿Ha obedecido usted este mandamiento? ¿Ha recibido el regalo de Dios? El creyente, el salvado, también tiene una responsabilidad para con este nuevo trato de Dios con el hombre. Debe mostrarse como un trofeo de la gracia de Dios (Efesios...

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