La buena voluntad de Dios (III)
María y José estaban en Belén para empadronarse porque un dictador lo ordenó. ¿Qué tiene que ver éso con nosotros? Tiene todo que ver. Sigamos apreciando la buena voluntad de Dios. “… Os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” Lucas 2:10 Si El dictamen del déspota allanó el camino para que la profecía de siglos antes se cumpliera. La profecía tenía que ver con la llegada del Salvador. Sin que César supiera, Dios obraba a través de él para cumplir su Palabra. Dios es soberano, usando a quienquiera para llevar a cabo su voluntad. Implícita en el anuncio hecho a los pastores es la insinuación que ellos vayan a ver al recién nacido, pues el ángel dice: “Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre” (Lucas 2:12). Habían de ir para confirmar la noticia recibida. ¡Qué tremendo privilegio! Conocer de cerca al Salvador. Ver con sus propios ojos al Cristo prometido. Evento sencillo, pero con ramificaciones monumentales que no solamente afectaría a unos cuantos pastores en el campo, sino afectaría a millones más. No es solamente algo que pasó a una pareja sencilla viviendo en Nazaret, y de paso en Belén, sino un nacimiento que ha de afectar al mundo...
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