La preeminencia de la ley
“Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” Salmo 119:89 En Mateo 5:17-20, Jesús nos muestra algunos atributos notables de la ley de Dios. En el verso 17 nos enseña de la preeminencia de la ley: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. La palabra de Dios es preeminente, está por encima de toda otra fuente. El apóstol Pedro nos dice: “a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro” (2 Pedro 1:19). Esto representa un gran contraste con la actitud actual de los hombres con respecto de la Palabra de Dios. Para el Señor Jesús la escritura era absolutamente preeminente, inigualada, nada le sobrepasa, y Jesús nos da tres razones en este versículo: La primera es que es de autoría divina pues habla de “la” ley, y está hablando de la ley de Dios, el decálogo, entregado por Dios a Moisés. Dice el pasaje: “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo” (Éxodo 20:1). La ley es preeminente, inviolable y obligatoria porque Dios es su autor. Nunca cambia pues son estándares de Dios, un Dios que no ha abandonado sus principios, por más que el hombre los intente ignorar. Representa la inmutabilidad de Dios. En segundo lugar, la ley es preeminente porque es ratificada, reforzada y...
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