Normalmente oramos. Y parece que oramos más cuando vienen pruebas en la vida. ¿Cuál es el objetivo principal que Dios tiene en mente? Lea algunas consideraciones.
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” Santiago 1:2-4.
El tema de la oración me ha intrigado por años. También los discípulos del Señor tuvieron su interés en saber orar. “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar” Lucas 11:1. ¿Qué fue aquello en su forma de orar que hiciera despertar en sus discípulos el deseo de orar como El oraba? Lo que les intrigaba a ellos causaría que muchos de nosotros haríamos la misma pregunta.
Uno de los enemigos de orar efectivamente es la duda que como una ráfaga de aire frío reduce el ardor de la oración fervorosa. Hay situaciones que se presentan y no sabemos cómo abordarlas en oración. Nos citamos los textos que nos aseguran que podemos orar. Por ejemplo, pensamos en lo que dijo Jesús, “hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” Juan 16:24. Pero la duda nos asedia y nos preguntamos ¿será cierto? La Biblia contesta, “pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” Santiago 1:6. El problema es que sabemos lo que la Palabra de Dios dice, pero nuestros sentimientos nos hacen dudar. ¿Hay algo que podamos tomar en cuenta para que no sea así?
El texto de cabecera nos indica que tendremos pruebas en la vida. Seguramente en oración las presentaremos delante de Dios, pero no siempre serán contestada en forma inmediata pues la fe requiere paciencia. Esta clase de paciencia requiere constancia y firmeza para continuar. Esta paciencia es producto del propósito de corazón que sigue adelante sin dejarse detener por los contratiempos. Dios permite las pruebas. Si nos dejamos instruir por ellas, la paciencia alcanzará hacer “su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” Santiago 1:4. Es el método que Dios ha escogido para hacernos crecer y alcanzar madurez en la vida cristiana. Por eso, hay que seguir echando mano a las promesas de Dios, sin fijarse en la situación que pareciera imposible. Dios quiere que nos fijemos en su sabiduría y no en nuestros sentimientos. Nuestra perspectiva es limitada y por tanto hay cierto límite en nuestro entendimiento. Dios ha sido siempre fiel y no cambia. Cuando los discípulos dijeron al Señor, “enséñanos a orar”, él les respondió dándoles una oración modelo que dice al comenzar “Padre nuestro,… santificado sea tu nombre”. Por tanto, debemos continuar orando sabiendo que a través de las experiencias, la gloria de él es primordial. En otras palabras, la vida debe ser orientada hacia la voluntad de Él, y no de la mía. –daj
Lectura Diaria: | ||
2 Cronicas 32 [leer]
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/Ezequiel 48 [leer]
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/1 Juan 2:12-29 [leer]
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