Es normal que los padres esperen que en la vida de sus hijos haya crecimiento. Nuestro Padre en el cielo desea el mismo de nosotros sus hijos. Lea cómo se logra.
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder,… Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud…” etc. 2 Pedro 1:3, 5.
En su admonición, Pedro mencionó siete virtudes que forman una buena parte del carácter cristiano. Al usar la palabra “añadid”, no quiso dar una fórmula matemática. No sugiere que se siga una secuencia de sumar una virtud tras otra para producir un resultado. Mencionó fe, virtud (o coraje), conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad (semejanza a Dios), afecto fraternal, y amor. Este conjunto de prácticas en la vida son como plantas que crecen en un jardín. En el cultivo de estas virtudes hay desarrollo del carácter cristiano. Son evidencias de la gracia divina en la vida. Deben manifestarse en la vida de cada convertido a Cristo, ya que Dios “nos ha dado preciosas y grandísimas promesas” y su propósito es “para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina” v.4.
No es fácil conseguir un crecimiento cristiano. Pedro indica que hay que poner “toda diligencia por esto mismo” v.5. La diligencia es esencial para que haya progreso en nuestro desarrollo cristiano. En su raíz la palabra “diligencia” lleva la idea de apurarse para cumplir, o esforzarse para obtener lo deseado. Pablo instruyó a Timoteo, “procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” 2 Timoteo 2:15. Ser diligente es saber disciplinarse para evitar aquellas actividades que no contribuyan al bienestar espiritual. Ser diligente es saber apreciar las actividades por las cuales las excelencias morales sean la nota predominante en la vida.
Sobre cada cristiano descansa la responsabilidad de valerse de las provisiones de la vida en Cristo para que actuemos como Él. Pablo lo dijo de esta manera, “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios” Gálatas 2:20. Es por eso la Biblia dice, “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” Romanos 12:11. Cuando uno es diligente, y “estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” 2 Pedro 1:8. Seamos diligentes. –daj
Lectura Diaria: | ||
Génesis 18:1-33 [leer]
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/Job 21:1-34 [leer]
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/Mateo 10:1-23 [leer]
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